miércoles, 3 de diciembre de 2008

Caso "Rosita"


En nuestro país los medios de comunicación tienen la responsabilidad de informar objetivamente y profesionalmente aconteceros o hechos noticiosos, sin denigrar la imagen y dignidad de nuestros niños, adolescentes, jóvenes y adultos.

Además los medios de comunicación tienen un rol, responsabilidad y el reconcomiendo de la sociedad, ante la situación de derechos humanos que viven las niñas, niños y adolescentes. Una noticia bien enfocada sobre el abuso sexual puede propiciar solidaridad con las víctimas y mostrar responsabilidades del Estado, la familia y la comunidad y pistas para proteger a las niñas, niños y adolescentes de la violencia sexual.

Un ejemplo sobre estos casos, es el caso de la niña “Rosa” y algunos titulares fueron:

• Pone en duda la justeza de la denuncia realizada en 2002 y con ella la palabra de la niña. En las noticias, se reafirma el concepto de que las niñas y niños abusados sexualmente mienten, cuando se sugiere que el abuso sexual por parte de una persona de Costa Rica, no ocurrió.
• Se hace referencia la situación y no a las consecuencias del abuso sexual a corto, mediano y largo plazo en la vida de las niñas, niños y adolescentes especialmente la indefensión y la disociación lo que denota una falta de investigación de estas aristas con especialistas.
• El enfoque noticioso deslegitima la medida de protección especial (aborto terapéutico), para preservar la vida de la niña.
• No se responsabiliza de manera contundente al agresor. Esto evidencia que el interés superior de la niña, no es referente en nuestra sociedad y particularmente en la cobertura periodística.
• En Nicaragua el 74% de los hogares donde la jefa de familia es una mujer, las niñas y niños viven en extrema pobreza. Muchas mujeres son obligadas a ejercer la maternidad sola debido a la irresponsabilidad paterna o por la violencia. Ellas son también vulnerables ante la figura masculina que supuestamente ofrece protección a ellas y a sus hijos y muchas de ellas por su historia tienen limitaciones para reconocer factores de riesgo. En el articulo no se visibilizan las consecuencias del abuso sexual en las familias y en la madre de “Rosa”.
Un enfoque noticioso que no demuestra estos aspectos, genera en las víctimas de abuso sexual, una profundización de la indefensión, baja autoestima y del valor que se necesita para hacer denuncias. También produce un incremento del temor a que su testimonio no sea creído, las expone a la estigmatización, a sentirse solas y sin apoyo social.

Los medios de comunicación y periodistas deben centrarse en el interés superior de “Rosa” y las niñas y adolescentes que han vivido situaciones de abuso sexual. Por interés superior de la niña entendemos todo aquello “que favorezca su pleno desarrollo físico, psicológico, moral cultural, social, en consonancia con la evolución de sus facultades que le beneficie en su máximo grado”.

Todo esto nos quiere decir que en muchas ocasiones los medios de comunicación abusan de los derechos humanos especialmente de la niñez y adolescencia, ya que no saben como cubrir una noticia de abuso sexual.

http://www.dosgeneraciones.org/noticias/?cat=2
http://www.mujereshoy.com/secc_n/3828.shtml

Comunicación e Investigación

La comunicación no es una ciencia. Es un "objeto de estudio". Tampoco es una disciplina, por lo menos en el sentido fuerte que denota sinonimia de "disciplina" con "ciencia", aunque incluye los dominios humanísticos. La comunicación es (o debería ser) un objeto privilegiado de prácticamente todas las ciencias y/o disciplinas sociales o humanas, puesto que no hay probablemente nada humano ni social, que no pueda entenderse mejor sin tomar en cuenta la comunicación entre los humanos.

Además los medios son objetos complejos, que operan socialmente desde diversas dimensiones (económica, política, cultural, social, tecnológica, organizacional, profesional, etc.), articuladas en un mismo entramado histórico social, que se desenvuelven en el transcurrir del tiempo histórico (Sánchez Ruiz, 1992). Si a esto sumamos que muchos de los objetos de estudio de, por ejemplo, los llamados estudios culturales, son procesos sociales complejos, debemos llegar nuevamente a la conclusión de que la llamada comunicación es un cruce de múltiples caminos: Posiblemente la formulación de Wilbur Schramm (1973) en los sesenta, de que el campo de la comunicación es más que nada una encrucijada, a la que potencialmente pueden concurrir y contribuir todas las ciencias sociales y humanas, siga teniendo vigencia.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Investigación Periodística

Una investigación periodística es, antes que nada, el resultado de un proceso por el cual sacamos a la luz algo que está en la superficie de la realidad y que todos creen ver, pero que es necesario explicar, descubrir sus causas y consecuencias, y acercarnos, en última instancia a la verdad acerca de un problema.

A diario, ustedes, chicos, se encuentran con que hay temas que preocupan a la comunidad en la que viven y que afectan especialmente a adolescentes y jóvenes: como los temas relacionados con el alcoholismo, la violencia, la sexualidad o también los fracasos en la educación.
Otros temas, que afectan a una mayor cantidad de gente son, por ejemplo: la exclusión social, la desocupación, el empobrecimiento de grandes sectores sociales, los chicos de la calle, la inseguridad.
¿Qué podemos hacer para indagar esos temas?, ¿cómo podemos abordarlos sin caer en lugares comunes sino siendo creativos y a la vez con rigor periodístico?. La respuesta está en seguir ciertos pasos de un método muy sencillo que es el que llevan a cabo los verdaderos investigadores:

1) En primer lugar, hay que definir el tema sobre el que se va a investigar. Para esto hay que informarse, leer los diarios, hablar con gente –compañeros, la propia familia, vecinos- y tratar de descubrir las cuestiones que preocupan. Inclusive se puede armar un abanico de temas, ordenarlos jerárquicamente según un criterio de importancia y seleccionar uno de ellos.

2) Después viene la formulación de la hipótesis. ¿Qué es una hipótesis?: es algo que se quiere demostrar. Por ejemplo, si decimos que la aparición de “tribus” urbanas de adolescentes que se visten de determinada manera, usan un mismo dialecto para comunicarse y ocupan ciertos ámbitos de una comunidad, se debe, por un lado, a la tendencia al aglutinamiento y a la identificación colectiva que tenemos los seres humanos en esa edad, y por el otro, a la falta de contención familiar y social para los adolescentes, estamos planteando una hipótesis.

La función de la hipótesis será guiarnos a lo largo de la investigación, hacia su demostración. En ese camino, puede que tengamos que reformularla, enfrentar de otra manera el problema, pero igual nos va a servir.

3) Lo que sigue es la investigación propiamente dicha. ¿De dónde sacamos los datos, la información que nos sirva para llegar a demostrar la hipótesis? Toda investigación se sirve de fuentes que proveen el material con el cual se va a trabajar. Hay varios tipos de fuentes: personas, instituciones, documentos científicos, archivos, libros. Ustedes van a tener que indagar en no menos de tres (en realidad, cuantas más fuentes utilicen, mejor porque más rigor, más objetividad va a tener el informe).
Es necesario citar cada una de esas fuentes, porque eso garantiza verosimilitud. En caso de entrevistas, lo más relevante de lo que el entrevistado diga se puede referir de manera directa –poniéndolo entre comillas- o indirecta.

Un error que a veces se comete es “bajar” directamente información de Internet: aparte de que no todo lo que se halla en Internet es confiable, se debe citar siempre el documento y la página web que se consultó. De hecho, muchos periodistas se sirven de fuentes de Internet, pero se aseguran de que la información que proveen sea realmente confiable.
A veces ocurre que hay fuentes que se contradicen: en ese caso se debe incluir en el informe lo que digan ambas y dejar para el lector la decisión final respecto a tomar lo que diga una u otra; aparte de que eso es una muestra de objetividad periodística.

Algo muy interesante es el trabajo con estadísticas porque lo cuantitativo ayuda a objetivar la realidad. Por ejemplo, se puede sostener que los chicos que van a nuestra escuela tienen déficit de oportunidades de lectura, pero la afirmación será más contundente si realizamos un sondeo acerca de qué y cuántos libros leen por año y volcamos esos datos en un cuadro.

4) El paso siguiente es la redacción del informe: aquí se debe utilizar lo que se conoce como “superestructura argumentativa”. Es decir, van a tener que exponer el problema, plantear la hipótesis, llevar a cabo una argumentación y al final, decir si se cumple o no la hipótesis que se habían planteado.

El título del informe, en lo posible, debe ser creativo. Muchos periodistas de investigación prefieren títulos que son paráfrasis de títulos de novelas o películas –recordemos, por ejemplo, aquel título de “Operación masacre” que utilizó Rodolfo Walsh-.

Al exponer el problema, pueden elegir libremente por dónde comenzar, si por un testimonio, un dato revelador, un interrogante, etc. Después pueden incluir otras tramas textuales, como la narrativa, la descriptiva o la conversacional, según si van a contar una historia, a describir algo o a trazar el retrato de alguien, o a transcribir una conversación.

En la argumentación propiamente dicha, si bien se trata de sostener una idea, es mejor no opinar ya que la información debe valer por si sola y la rigurosidad de los datos es la mejor garantía de esto. Los periodistas profesionales opinan a través de lo que se conoce como subjetivemas, que son adjetivos o sustantivos que se colocan, a lo mejor en el título o en un subtítulo, y que contienen una evaluación acerca del problema. Por ejemplo, “masacre” en aquel título de Walsh.
La meta es que todo el informe sirva para quienes lo lean se problematicen, se queden pensando qué pueden hacer al respecto y de alguna manera se comprometan por un mundo mejor. Si esto se da, habremos cumplido uno de los mandatos fundamentales del periodismo: que el develamiento de la verdad sirva al bien común. Y que ustedes hayan sido capaces de pensar, de hacerse y hacer preguntas que después les sirvan a otros.

Más allá de esto me parece sustancial recalcar que la lectura es fundamental. No se puede ser un buen periodista si no se es también un lector, no sólo de diarios sino también de novelas, de ensayos, de poesía. Es un error pensar que con la televisión o con Internet basta. La lectura nos proporciona saberes, estrategias y competencias únicas, que son herramientas para interpretar la realidad, para “leer” el mundo y hallarle sentido.
Pienso en los que inauguraron el periodismo de investigación en nuestro país: Rodolfo Walsh –que escribía relatos policiales y era un maestro del ajedrez-, Osvaldo Soriano –narrador por naturaleza-, Horacio Verbitsky –que denunció abusos del poder en los 90-; todos ellos, a través de sus textos, nos están diciendo que la lectura es necesaria como la respiración y que ambas nos ayudan a mantenernos vivos.

La Opinión Pública

¿Qué se entiende por opinión pública?

De acuerdo con González Ibarra (2006) no podemos definir a la opinión pública de manera sencilla. Debemos, al menos, distinguir dos sentidos diferentes pero complementarios de lo que la opinión pública representa.

Por un lado, en su acepción objetual, la opinión pública puede entenderse como ese juicio o punto de vista que se hace público a través de algún medio de comunicación de masas y que expresa el sentir y el interés de un sector de la sociedad, ya sea que se trate de un grupo de poder político o económico o de alguna fracción más atomizada dentro de la sociedad. En este sentido, la opinión pública refleja ambos elementos: expresa el sentir de un sector de la sociedad, su diagnóstico acerca de una cuestión sustantiva que, a su juicio, requiere ser atendida por el público; pero también expresa los intereses que se pueden adjudicar al sector que publicita esta opinión. En este sentido, la opinión pública representa un “barómetro” donde se tematizan las problemáticas o asuntos que atañen al ámbito de lo público, al menos desde la perspectiva de determinados actores sociales.

Cabe señalar otro elemento que es indispensable considerar al tratar a la opinión publica como objeto: la acción o la disposición a la movilización que acompaña a la enunciación de la opinión que se hace pública. Quien emite una opinión acerca de algún tema y lo coloca en la agenda pública (sea para lograr un interés individual, grupal o social), al hacerlo pone de manifiesto con esta enunciación cierta intencionalidad que pretende generar en la sociedad un marco de interpretación tendiente a la movilización de los recursos económicos, políticos y sociales en el sentido que detenta la propia enunciación. De esta suerte, no podemos aislar a la opinión pública del nivel pragmático de la propia anunciación: al opinar sobre un acontecimiento, sobre alguna decisión gubernamental, sobre algún problema social, quién emite dicho juicio espera generar una disposición para la acción que se orienta por el sentido de la opinión vertida.

También podemos definir a la opinión pública desde el punto de vista disciplinar entendiéndola como un estudio riguroso que aspira a medir los fenómenos de opinión pública arriba mencionados. En este sentido, la opinión pública estudia esas opiniones, esos juicios publicitados en el ámbito de público así como la forma como se emiten dichos juicios y sus posibles consecuencias para los actores involucrados en el proceso. De aquí que el estudio de opinión pública se divida en áreas de estudio como lo son el análisis de contenido, los estudios de propaganda, el estudio de la conducta político-social, el estudio de las formas de liderazgo y la medición de las consecuencias de la comunicación política.

Comunicación política y la opinión pública

La semejanza entre la comunicación política y la opinión pública estriba en que ambas expresan un punto de vista que se hace público a través de algún medio de comunicación acerca de algún tema que se desea colocar en la agenda pública a fin de generar consensos favorables a dicha opinión e incluso movilizar recursos en el sentido de la misma. De aquí la segunda semejanza: tanto la comunicación política como la opinión pública no son formas de enunciación “inocentes” puesto que obedecen a un esquema de racionalidad de acuerdo con el cual se considera la publicitación de la opinión como un medio para alcanzar un fin determinado. La diferencia de la comunicación política con respecto a la opinión pública en este punto es que el actor social que produce la enunciación se encuentra identificado perteneciendo al ámbito político sea como gobierno o como oposición. De aquí que mientras la opinión pública puede reflejar el punto de vista y los intereses de sectores altamente diferenciados dentro de la sociedad, la comunicación política refleja siempre los intereses de una minoría vinculada directamente al poder político o a la búsqueda de ese poder.

Los elementos involucrados en la formación de la opinión pública pueden ubicarse dentro de diferentes niveles y ámbitos de realidad. Desde un punto de vista estrictamente social se encuentran involucrados dentro de la opinión pública los actores políticos, económicos y los medios de masas, así como los representantes la llamada sociedad civil. En este sentido, en la formación de la opinión pública intervienen agentes sociales tanto del ámbito público como del privado. Cada uno de estos agentes sociales define su estrategia comunicativa de acuerdo con su propia agenda de temas e intereses. De aquí que en todo fenómeno de opinión pública se entrelazan los dos lados de la dicotomía Estado - Sociedad Civil: por un lado los actores políticos y las instituciones del Estado y por el otro los medios de masas, las organizaciones no gubernamentales, los grupos empresariales, los intelectuales e incluso la familia.

Dos modelos que se aplican para el análisis de la opinión pública

Uno de los modelos de comunicación más socorridos dentro del estudio de la opinión pública es la llamada “fórmula” de Lasswell. El sociólogo norteamericano propone cinco dimensiones que a su juicio abarcan los diferentes elementos del fenómeno de la propaganda: la fuente productora de la propaganda, el mensaje propagandístico, el soporte técnico que lo transporta, la audiencia a la que va dirigido el mensaje y los efectos que la propaganda genera en esa audiencia. A partir de estas dimensiones se pueden generar estudios de comunicación masiva y por ende estudios de opinión pública donde se abarquen de manera simultánea o específica cada uno de los cinco elementos involucrados: 1) se puede hacer análisis de los actores sociales individuales y colectivos que publican sus opiniones obedeciendo a determinados propósitos; 2) se puede hacer el análisis del contenido mediático, esto es, de las opiniones vertidas a la sociedad por los agentes mencionados; 3) se pueden analizar los medios masivos que actúan como soporte a las opiniones que se publican así como de los propios intereses que se pueden atribuir a los medios; 4) análisis de la audiencia o los públicos a los que va dirigida la opinión vertida; y 5) el análisis de las consecuencias que tiene la opinión vertida dentro de una determinada configuración de fuerzas sociales, políticas y económicas.

Otro modelo adecuado para el estudio de cómo se conforma la opinión pública es la llamada agenda “setting”. De acuerdo con este modelo, existe una relación dinámica entre la agenda política, por un lado, la agenda de los medios de masas y la agenda pública. La determinación de los temas que son objeto de opinión pública pueden tener su origen en cualquiera de estas agendas y transitar a través de las otras en cualquier sentido. De esta forma, un tema originalmente planteado como parte de la agenda política (sea el caso el de una reforma económica que debe ser promovida por el Estado) puede al enunciarse por ciertos actores políticos estratégicos formar parte de la agenda que los propios medios de comunicación generan para sí de acuerdo a lo que consideran objeto de contenido noticioso. Una vez que los medios han, a su vez, incluido en su agenda el tema “propuesto” por la política, ésta publicación a nivel masivo podrá, en un momento dado, considerarse como relevante para el gran público (por medio de los líderes de opinión presentes en la sociedad) y ser incluido en la propia agenda pública como un tema que requiere su tratamiento y resolución. Sin embargo, este no es el único camino a seguir pues el tema puede surgir a su vez de un interés eminentemente mediático (sea el caso de un programa que genera controversia y así es publicitado por los medios de masas), hacerse merecedor de ser incluido en la agenda pública y, finalmente, llamar la atención al poder político. El juego de los intereses y las lecturas que se dan entre los elementos participantes determinará qué es digno de ser problematizado a nivel público y qué no.

Líneas de investigación en el estudio de la opinión pública

Reconocemos al menos seis líneas de investigación dentro de la opinión pública:

a) los estudios de opinión pública que se ocupan de la medición de las actitudes relativas a los asuntos que la ciudadanía considera importantes. Estos estudios se valen de instrumentos de medición cuantitativos como son los sondeos, las encuestas y análisis de medios así como las entrevistas dirigidas en este sentido.

b) El análisis de contenido informativo en el que se mide la frecuencia, redundancia y forma de abordaje periodístico en el que un tema o acontecimiento es tratado por algún medio de comunicación o actor político.

c) La propaganda política o el estudio acerca de cómo se logra convencer a la ciudadanía sobre los beneficios que trae consigo una determinada ideología. En palabras de Lasswell, se trata de ver cómo se logra generalizar en la sociedad una tendencia favorable a un programa de gobierno a fin de producir la adhesión de las masas. El recurso utilizado para lograr este fin son los medios de comunicación masiva.

d) Las investigaciones sobre la conducta político-social de los ciudadanos. Estos estudios tratan de indagar cómo se comporta políticamente una población, cuáles son sus valores, actitudes y acciones dentro del ámbito de la vida política.

e) Los estudios sobre liderazgo y grupos de poder. Uno de los fenómenos más importantes dentro del estudio de la opinión pública es el liderazgo. Operan dentro de la sociedad determinados líderes de opinión que reflejan y a la vez influyen la forma en que los diferentes sectores de la sociedad visualizan un acontecimiento. El líder es por ello un factor de movilización social determinante y por ende los estudios de la opinión pública se centran en él ya sea que se trate de un líder personal o un grupo que ostenta liderazgo social.

f) Estudio de los efectos de la comunicación política. La comunicación política no es una simple expresión del parecer de algún sector o actor dentro de la clase política de un país, por el contrario, la comunicación política refleja el estilo nacional que poseen los políticos para lograr determinados fines utilizando como medio a la comunicación. Por ello, es importante para este tipo de estudios identificar las consecuencias políticas y sociales en general de las enunciaciones realizadas por el sistema político.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Reforma de Ley Electoral

Catorce organizaciones por reformas a Ley Electoral

La participación ciudadana es un elemento fundamental entre las propuestas de reformas a la Ley Electoral que 14 organizaciones civiles de Nicaragua están promoviendo para “contribuir a mejorar el sistema democrático del país”, según informó Leana Bello, miembro del equipo técnico del Instituto para el Desarrollo y la Democracia (Ipade) y del grupo promotor de las reformas.

Bello expresó que, aunque estas reformas no sean discutidas ni aprobadas este año por estar en medio de un proceso electoral, “se están promoviendo (las propuestas) para que los diputados las vayan conociendo y el año que viene sepan de qué se está hablando”.

La promotora destacó 17 propuestas relevantes, de las cuales subrayó como importante para la población, “la participación de la población en la conformación de las Juntas Receptoras de Votos (JRV)”.

Dicha propuesta consiste en que las JRV sean seleccionadas por la población, en vez de que sean elegidas por los Consejos Electorales Departamentales (CED), los que a la vez tendrían que ser seleccionados por todos los partidos políticos, “pero de forma equitativa”, es decir, sin distingo de popularidad de los partidos, según explicó Bello.

La suscripción popular

Sin embargo, Bello aclaró que si se llegaran a dar las reformas, esas formas de participación serán de carácter obligatorio, tanto para los partidos como para la población. De estos últimos se tomará en cuenta la edad y el nivel de escolaridad, “como sucede en la selección de los jurados de conciencia”, dijo.

Otra propuesta que dio a conocer Bello es la que obligaría a que los candidatos para elecciones nacionales, regionales y municipales deberán ser 50 por ciento mujeres y 10 por ciento jóvenes. También manifestó que en sus propuestas están apelando a que la verificación ciudadana sea de carácter obligatorio.

En cuanto a las alianzas de partidos políticos, la promotora señaló que están proponiendo que exista la posibilidad que éstas se den de forma total a nivel nacional o de forma parcial a nivel de departamentos.

Y como una disposición aplicable solo a nivel de municipios, Bello destacó la propuesta de nombrar a candidatos por suscripción popular, “para que una persona, no necesariamente militante de un partido político, pueda optar a ser candidato a alcalde de su municipio”.

Entre las organizaciones civiles que participan en la promoción de estas reformas están la Coordinadora Civil, Ética y Transparencia, Hagamos Democracia, la Red de Desarrollo Local, Movimiento por Nicaragua, Fundación Violeta Barrios de Chamorro, entre otras.

Violencia en la Universidad Centroamericana

Violencia en Managua Elecciones 2008